En ocasiones los paseos no son apetecibles para los dueños; si el paseo resulta desagradable, incómodo, peligroso, etc., debemos analizar el problema para poder darle solución. Por ejemplo, si pasear con el perro es estresante porque tira o es agresivo, habría que ponerse en contacto con un buen adiestrador para dar solución a esa conducta. Si el paseo resulta aburrido para ambos, podemos introducir variaciones, como buscar nuevos parques a los que ir, conocer nuevos perros y sus humanos, hacer algún tipo de deporte con tu perro durante el paseo o enseñarle algún truco nuevo. El paseo también puede ser un momento de relajación para desconectar de la rutina del trabajo o del hogar y encontrar en él un refugio para nuestra mente.
Durante el paseo, no sólo es cuestión de que el perro cambie de ambiente y sociabilice con otros perros. Piensa que el paseo es la mayor muestra de atención que recibe nuestro perro por nuestra parte. Es un tiempo que le dedicamos enteramente a él, y esto es algo que percibe y aprecia.
Te tiene sólo para él.
Y es así como se crea ese vínculo tan especial del que hablan los que ya han conocido el amor de un perro.
Como te decía antes, el paseo no es una actividad más, no es algo para hacer de prisa y corriendo, no hay que tomarlo a la ligera. El compromiso con esta tarea diaria nos permite compartir momentos especiales con nuestro perro. Los paseos son un compromiso que hay que cumplir, así que mejor tomárselos con una actitud positiva.
Revisemos algunas claves para hacer del paseo una experiencia completa: