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Problemas de miedo y reactividad en perros que han estado confinados por el COVID

Problemas de miedo y reactividad en perros que han estado confinados por el COVID

Desde el verano de 2020, cuando se acabó el confinamiento estricto y pudimos continuar con esta “nueva normalidad”, he estado recibiendo consultas de familias solicitando ayuda con sus perros por motivos de miedo, inseguridad, reactividad y agresividad.

Para atender a un perro y su familia, primero hago una muy exhaustiva evaluación inicial, para definir, lo más acertadamente posible, los antecedentes de la conducta del animal, para así poder actuar de forma más eficaz en el menor tiempo posible. De esta manera, los problemas desaparecen más rápido y la familia recupera la armonía que tan necesaria es para una convivencia feliz entre especies diferentes. Mi objetivo siempre es buscar el camino más corto para encontrar la solución, y así evitar la frustración de la familia y el posible abandono del perro por inmanejable.

En estos días estuve revisando nuevamente los casos y comprobando que todos tienen un denominador común: los animales tratados son todos juveniles o adultos jóvenes, todos adoptados a finales de 2019 o principios de 2020, con un historial similar en cuanto a su socialización, mermada por el periodo de vacunación en un primer momento y el confinamiento por COVID a continuación. Es decir, todos estos perros se han pasado de media unos 4-6 meses sin contacto con otros perros y personas, coincidiendo esto con los periodos sensibles de socialización de su desarrollo.

cachorros_con_mascarilla_covid

Socialización y periodos sensibles

El período sensible de socialización es una etapa vital de aprendizaje, en la que el perro aprenderá a relacionarse con otros individuos de su especie, reconociéndose a sí mismo como parte de esta especie, pero también aprenderá a relacionarse con otras especies (como humanos y otros animales). Durante esta etapa, el animal aprende a “ser perro”, adquiriendo las habilidades sociales y sexuales para desarrollar una correcta comunicación.

Este período de tiempo está comprendido entre las 3 y las 12-16 (según diversos autores) semanas de vida. Es como si el cachorro accediera a una ventana que le permitiera ver y habituarse a cualquier estímulo que se le presente. Este proceso se hace naturalmente, y es fundamental para que el cachorro incorpore los principales estímulos que se encontrará en su vida adulta, pudiéndose evitar así el futuro desarrollo de problemas de comportamiento relacionados con el miedo o la agresividad. Por ello es fundamental que los cachorros no se separen de su madre y de su camada hasta como mínimo las 8 semanas de vida (yo creo que las 10 semanas sería mucho mejor).

Paradójicamente, esta extraordinaria capacidad de adaptación se debe a la falta de maduración a esta edad de los mecanismos neurofisiológicos responsables de la respuesta comportamental de miedo. La finalización de este período de socialización se produce con la maduración completa de estas estructuras nerviosas responsables de la respuesta de miedo frente a estímulos desconocidos.

Durante este tiempo, el ambiente tiene un efecto particularmente intenso y duradero sobre el desarrollo del individuo. Por ello no sólo es importante que se relacione con perros y personas, sino también que experimente, se habitúe y se adapte al entorno y a todo lo que éste contiene (sonidos, luces, olores, movimiento, texturas, etc.).

Un proceso de socialización incompleto o ausente, está comprobado científicamente que genera la aparición de conductas disfuncionales en los perros, como el miedo, la ansiedad, la inseguridad, la reactividad, la agresividad.

¿Cómo es la socialización en nuestros perros?

Cuando hablamos de nuestros compañeros animales, la socialización generalmente se refiere al proceso de exponer gradualmente a un cachorro a nuevas experiencias, animales y objetos con los que es probable que se encuentre a lo largo de su vida. Este proceso también debe incluir la exposición a numerosos sonidos, luces y texturas; perros de diferente tamaño, sexo, raza, color; especies animales que probablemente encontrará en su vida, así como humanos de diferentes edades, sexos y razas.

Pero al mismo tiempo hay que asegurarse de que el cachorro encuentre agradable estas experiencias. Es decir, debemos hacer que cada experiencia sea positiva para el cachorro, para que vaya adaptándose gradualmente al mundo que lo rodea.

La socialización debe ser gradual, comenzando por experiencias limitadas a cada uno de los estímulos y que duren muy poco tiempo. En el caso de personas o perros, un grupo pequeño y unos pocos minutos son suficientes para los primeros pasos del proceso. Si esta situación es tolerada por nuestro cachorro y lo vemos cómodo en ella, podemos cambiar alguna variable: o bien incorporamos más personas o perros, o extendemos el tiempo de interacción. En estos procesos, debes ir poco a poco, muy progresivamente, porque se trata de evitar que estas experiencias tengan un impacto negativo en el cachorro, ya que estas emociones negativas condicionan las conductas futuras de tu perro. Si esta introducción a estímulos (personas/perros/otros animales) se hace de forma abrupta o se mantiene mucho tiempo sin atender a las emociones que está sintiendo el cachorro, éste puede sentirse abrumado, agobiado, temeroso y las consecuencias son negativas. En ocasiones, una sola experiencia negativa puede condicionar una vida de falta de gestión emocional, con las consecuentes conductas indeseadas de por vida en el perro adulto.

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¿Cuándo debo comenzar la socialización de mi cachorro?

Esta es la primera tarea y la más importante que deberás tener en cuenta cuando decidas compartir la vida con un cachorro. Lo más importante no es que aprenda a sentarse, a dar la pata, a traerte las pantuflas o a hacer pipi fuera. Todo eso, y mucho más, ya llegará, si tu cachorro se convierte en un perro juvenil y adulto equilibrado. Y para ello, socializar a tu cachorro correctamente es lo que más te ayudará a prevenir los posibles problemas de comportamiento futuros, como pueden ser los miedos y la reactividad exagerados ante situaciones cotidianas con las que te encontrarás. Por ejemplo, un perro adulto puede tener pánico a los contenedores de basura o ser reactivo a los autobuses, y generalmente se debe a una carencia de experiencias positivas durante su sociabilización.

Lo que intento decirte es que la socialización debes comenzarla cuanto antes. Unos días después de la llegada del cachorro y de su aclimatación a su nueva casa y familia, debes comenzar el proceso de socialización, del cual serás el mayor responsable.

Socialización versus Vacunación

En primer lugar, debes consultar con tu veterinario cuál es el plan de vacunación que tiene pensado para tu cachorro. En general, la vacunación coincide con el periodo de socialización, pero dependiendo de la edad que tenga el cachorro, aún se puede extender mucho más en el tiempo. Y cuanto más nos extendamos, menos tiempo tenemos para habituar al cachorro a este mundo.

Dependiendo de la zona en la que vivas, habrá unas u otras enfermedades que pueden afectar seriamente a tu cachorro. Si es muy pequeño y aún no ha sido vacunado, no estará protegido, por lo que no puede tener acceso al suelo de zonas demasiado concurridas por otros perros que no conoces. Pero aunque no tenga las vacunas completas, no puedes perderte esta etapa clave en la socialización, y tienes la obligación de salir a la calle con el cachorro en brazos o en una mochila, para exponerlo al entorno, a las personas y a otros perros.

La exposición a los distintos estímulos que se encontrará siempre ha de ser muy corta, poco tiempo, poca interacción, pero mucha calidad en la experiencia. Es decir, siempre tiene que ser una experiencia positiva, sin agobios, sin forzar situaciones, asociando los estímulos con cosas buenas como comida o juego, ofreciéndole seguridad

Sabemos que la salud física del cachorro es primordial; pero también lo es la salud mental y emocional. Cada vez más veterinarios con conocimientos en comportamiento recomiendan comenzar con la socialización del cachorro cuanto antes sea posible, siempre que las condiciones sean favorables, como por ejemplo sacándolo a la calle con mochila, asistiendo a fiestas y clases de cachorros, invitando familiares y amigos a casa, invitando a perros que estén en perfectas condiciones de salud y equilibrados mentalmente.

Es prudente evitar exponer a un cachorro a perros cuyo estado de salud se desconoce, en parques y otras áreas probablemente contaminadas con heces de perro hasta que el cachorro esté completamente vacunado. En regiones donde el parvovirus es desenfrenado o donde otros agentes de enfermedades infecciosas pueden estar presente, incluso puede estar justificado evitar que el cachorro camine en sitios urbanos públicos hasta que esté completamente vacunado. Siempre hay que encontrar el equilibrio para que los cachorros puedan estar expuestos de manera segura a personas, lugares, vistas, olores y sonidos sin riesgo de exponerse a enfermedades infecciosas

perros_socializacion_parque

¿Y a qué cosas hay que acostumbrarlo?

Pues a todas estas… Parece mucho trabajo, pero créeme que no lo es tanto. Y además, será divertido y gratificante para ti verlo conquistar el mundo y crecer pasito a pasito. Pero vamos a ir despacio…

  • Personas (adultos, tercera edad, niños y adolescentes)
  • Material de paseo (correa, arnés, bozal, collar…)
  • Material cotidiano (manta, cama, transportín o jaula, juguetes, cubos…)
  • Ayudas técnicas (si es que en la familia son necesarias: sillas de ruedas, andadores, bastones…)
  • Vehículos (coches, camiones, ambulancias, autobuses, motos, patinetes, bicicletas, trenes, tranvías…)
  • Sonidos (ruidos urbanos, petardos, electrodomésticos, cosas que se caen, juguetes sonoros…)
  • Perros (grandes y pequeños, de todas las edades y colores)
  • Luces (urbanas, reflejos, sombras…)
  • Olores (de casa y de calle)
  • Superficies (escaleras, gravilla, aceras, piedras…)
  • Manipulación física (veterinaria y peluquería)
  • Situaciones nuevas

¿Qué es lo más importante a tener en cuenta?

Éste es el ABC de la socialización. Apréndetelo como si fuera un mantra, porque aquí están los ítems más importantes que debes saber y tener presentes cuando estés con tu cachorro.

 

Si quieres saber más sobre los procesos de socialización de tu cachorro, cómo llevarlos a cabo y trucos para que sea una etapa exitosa, en el Curso “De trasto a buen chico” encontrarás todo lo que necesitas aprender para el primer año de vida de tu pequeperro.

Alejandra Gomes d'Amaral

Alejandra Gomes d'Amaral

“¿Tú qué quieres hacer de tu vida? Yo quiero entender, sentir, cuidar y vivir con los animales.”

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La vida con tu compi en tiempos del coronavirus

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Esto me hace acordar a los consejos que te dan para mantener una buena salud (beber dos litros de agua, cepillarte los dientes cada vez que comes, hacer estiramientos por la mañana, comer cinco piezas de fruta cada día, y otros mil consejos más…). Si sacas la cuenta de la cantidad de horas que deberías invertir en tu día para hacer todo lo que te aconsejan, te darás cuenta que necesitarás días de 36 horas. Lo mismo ocurre con nuestros compis…

 

Si te motivas y decides hacer cuánto más mejor para olvidarte de la culpa, cuando acabes con la gymkana de olfato, la coreografía de dog dancing, la práctica de propiocepción, los juegos de inteligencia y activación mental, los ejercicios de obediencia básica, las habilidades caninas, y otras cosillas que hay por allí, tanto tu perro como tú quedaréis agotados y frustrados. Con esto no quiero desmerecer lo que te están proponiendo mis compañeros en las redes, porque todo es maravilloso, necesario y enriquecedor, pero siempre que lo hagamos con sentido común.

En primer lugar, todas las actividades no son aptas para tu compi.

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Querría recordarte que tus compis de patas y pelos/plumas están acostumbrados a no hacer nada durante todas las horas en las cuales tú vas a trabajar. Entre horario de oficina o del trabajo que sea, desplazamiento y buscar para aparcar, ¿cuánto tiempo estás fuera de casa? 9-10 horas? ¿Alguna vez has puesto una cámara en casa para ver qué hacen tus compis durante ese tiempo? Si tienes suerte de no tener un peludo motivado por romper todo, seguramente tus compis estén la mayor parte del tiempo durmiendo, esperando a que vuelvas…

El solo hecho de que ahora estés todo el día en casa, para ellos ya es una distracción brutal: te observan comer, te acompañan al baño, duermen cerca de ti, ven la tele (o la soportan) contigo, te roban los calcetines, se meten bajo tu silla, te traen sus juguetes, recogen las migas de tu comida, huelen olores que no suele haber en casa todos los días (velas, comida, elementos de limpieza, tu olor corporal de varios días en pijama… 😉 ). Toda esta actividad las 24 horas del día, a lo que se agregan los tres paseos de 10 minutos permitidos. Ya de por si, estarán mucho más tiempo activos y despiertos que cuando no estás.

Y tú, que te has sentido culpable por haberlos dejado solos tanto tiempo y cada día, para ir a trabajar, quieres recuperar el tiempo perdido y buscas información sobre cosas para hacer con tu perro. Y encuentras un aluvión de actividades, que no te dará la vida para hacerlas…

Esto me hace acordar a los consejos que te dan para mantener una buena salud (beber dos litros de agua, cepillarte los dientes cada vez que comes, hacer estiramientos por la mañana, comer cinco piezas de fruta cada día, y otros mil consejos más…). Si sacas la cuenta de la cantidad de horas que deberías invertir en tu día para hacer todo lo que te aconsejan, te darás cuenta que necesitarás días de 36 horas. Lo mismo ocurre con nuestros compis.

 

Si te motivas y decides hacer cuánto más mejor para olvidarte de la culpa, cuando acabes con la gymkana de olfato, la coreografía de dog dancing, la práctica de propiocepción, los juegos de inteligencia y activación mental, los ejercicios de obediencia básica, las habilidades caninas, y otras cosillas que hay por allí, tanto tu perro como tú quedaréis agotados y frustrados. Con esto no quiero desmerecer lo que te están proponiendo mis compañeros en las redes, porque todo es maravilloso, necesario y enriquecedor, pero siempre que lo hagamos con sentido común.

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No tienes que hacer todas, sino averiguar los beneficios y las limitaciones de cada una de ellas y decidir cuál es la que más beneficios ofrecerá a tu compi. Imagínate que tienes un perrete tipo teckel, de edad avanzada y posiblemente con algunos problemas en huesos y articulaciones; ¿podría hacer actividades de propiocepción, de dog dancing o habilidades como el oso (sentarse sobre los cuartos traseros y levantar las patas delanteras)?. Hay que tener mucho cuidado porque hay actividades que pueden provocar malestar psicológico, daño físico o bloqueo emocional. Pregunta a los profesionales de cada disciplina sobre tu caso antes de lanzarte a la aventura.

Por otro lado, hay animales más activos y nerviosos, con los que quizás no sea para nada conveniente que hagamos mucha actividad, porque en vez de relajarlo, finalmente acabamos acelerándolo más. Y puesto que no podemos salir de casa, toda esa energía acumulada puede derivar en otros problemas de conducta. Para estos casos, por más que te encante montarle un circuito de agility en el pasillo de tu casa y correr con él de una punta a la otra, lo mejor será que elijas actividades relajadas, tranquilas, juegos de olfato, sentarte con él en el suelo a acariciarlo o hacerle masajes, dormir la siesta con él…

Y ahora hablemos de enseñar trucos y ejercicios de obediencia.

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Si nunca has entrenado con tu perro, ambos debéis aprender a hacerlo, aprender a entenderos y acoplaros para que las sesiones de trabajo sean agradables y positivas para las dos partes. ¡Y eso lleva un cierto tiempo de aprendizaje para ambos!

Así que no te ofusques si no lográis entenderos al principio. Tu frustración se transmitirá a tu compi, quien percibirá tu mala onda, asociará negativamente esos momentos y eso hará mella en el vínculo que tiene contigo. Se trata de disfrutar con tu compi, no de competir, ni de correr en el tiempo, ni de colgar el video el día que han puesto en el reto de las redes.

 

Hablemos de aprendizaje…

El aprendizaje de ejercicios nuevos es complejo en varios sentidos, pero vamos a nombrar aquellos más relevantes a tener en cuenta:

  • Tiene varias fases, pequeños logros que llevan a un resultado final; hay que ser consciente de ello y hacerlo poco a poco, respetando el ritmo del animal.
  • No todos los animales tienen la misma capacidad de aprendizaje o de atención, al igual que nosotros los humanos; debes respetar los tiempos de tu animal, no cansarlo, no exigirle más tiempo de atención del que puede darte.
  • La comunicación durante el aprendizaje se construye poco a poco. Si tu compi no logra hacer lo que tú tienes en mente, no es porque no quiera o porque te lo haga adrede; probablemente no te entienda porque tu lenguaje gestual no es el adecuado.
  • ¿Alguien te ha dicho cuántas veces al día y durante cuánto tiempo han de ser las sesiones de trabajo para tu compi? Averigua esto antes de ponerte toda la mañana a practicar lo mismo como un poseso. Generalmente, las sesiones son muy cortas en tiempo y una o dos al día, pero pregunta al profesional de la disciplina que estés practicando.
  • El aprendizaje deductivo es mucho más fiable, afianza los comportamientos a largo plazo y estimula cognitivamente a tu compi, desarrollando otro tipo de funciones ejecutivas necesarias para su día a día. Con esto quiero decirte que dejes pensar a tu compi durante el entrenamiento, que no todo sea hacer las cosas con una salchicha pegada a la trufa.

 

El confinamiento pasará y volveremos a dejarlos solos…

Finalmente, me gustaría que también pensaras en qué pasará cuando vuelvas a trabajar y tengas que dejar solos a tus compis otra vez. Si la actividad diaria ha sido frenética mientras estabas en casa, con tu ausencia van a sufrir mucho el cambio y es probable que puedan desarrollar comportamientos de ansiedad por separación, que suelen ser muy difíciles de

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Te propongo algunas cosillas que pueden serte útiles:

  • Realiza actividades en las que promuevas su autonomía, para que no estén pegados a tus talones todo el día: poner sus camas en otras habitaciones, esconder su ración de comida por diferentes zonas de la casa y dejar que vaya moviéndose por ella a lo largo del día, desplazarte a otra habitación y cerrar la puerta durante un ratillo…
  • No les hables constantemente.  Ellos tienen un lenguaje gestual muy desarrollado y han aprendido a “leerte”: sabrán lo que piensas o lo que vas a hacer sólo con mirarte.

  • Saca todos los juguetes que tengan y déjalos todo el día a su alcance. Ya sé que los profesionales del mundo animal te decimos que varíes los juguetes y no se los des todos juntos. Pero alguna que otra vez, permitirles tener todos y elegir cuáles quieren para jugar, promueve su capacidad de tomar decisiones, de aburrirse y cambiar, de elegir, de jugar de diferentes formas, de pensar… Si además tienes más de un compi en casa, siéntate a observar cómo se comunican, cómo se ponen límites entre ellos, qué juguetes prefieren, con cuáles no interactúan, qué tipo de juego entre ellos proponen…
  • Favorece oportunidades de practicar la masticación, un comportamiento natural de los animales que generan mucha relajación; para ello utiliza huesos de asta de ciervo, snacks naturales secos, huesos de rodilla de vaca grandes, o juguetes que sean para morder

  • Si te gusta la meditación o el yoga, déjalos que se tumben cerca de ti mientras practicas. Algunos son tan pegajosos que para las posiciones de yoga tienes que hacer contorsionismos para conseguirlas (como si ya por sí solas no fueran lo suficientemente complicadas!!! 😉 )
  • Si permites que se suban al sofá, no hay nada que les guste más que tumbarse a descansar a tu lado. Es un momento muy zen, especialmente cuando te vas quedando dormido con ellos…

  • Si pones música relajante, con sonidos de la naturaleza, eso será lo más y ambos estaréis en la gloria. 
  • Los aceites esenciales, como el de lavanda, promueven la relajación de forma natural. 

  • Siéntate en el suelo y observa qué hacen. No los fuerces, espera a tu compi, él te indicará qué quiere que le toques poniéndote el culete o el dorso… Comienza con caricias largas, con presión y a favor del pelo. Si se aleja, no lo llames, espera a que vuelva. Puedes seguir con algún masaje relajante o sólo mantener tu/s mano/s sobre su cuerpo para que ambos podáis relajaros.

Lo más importante que tienes en la vida es tu tiempo y tus afectos. Esta crisis sanitaria nos ha dado el tiempo que no teníamos, aunque nos ha limitado las relaciones afectivas. Aprovecha esta oportunidad para volver a conectar con tu esencia natural, con la vida que te rodea, compartiendo tu tiempo en armonía con tus compis animales.

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Alejandra Gomes d'Amaral

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Los paseos con tu perro o… escapando del Coronavirus…

Los paseos con tu perro o… escapando del Coronavirus…

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Todos los que tenemos perros estamos un poco inquietos. La incertidumbre nunca sienta bien, y cuando tienes una pandemia en la puerta de tu casa, mucho menos. Algunos hemos decidido seguir saliendo a pasear con los perros, en tiempos más o menos cortos y sitios más o menos cercanos, siempre con un ojo en el coche de la policía. Otros hemos decidido que mejor nos quedamos en casa y ponemos pecho a la situación aguantando pipis y cacas. Y otros, los que no tienen perro, miran desde los balcones con una mezcla de emociones.

Me gustaría reflexionar sobre esto y daros algunos tips.

A los que tenemos perros y hemos decidido sacarlos a la calle, no creáis que nos hace demasiada gracia el tema. Salimos con mascarilla, guantes, una o dos correas en la mano, las bolsas para las cacas (que no se llevan nada bien con los guantes…) y la bolsa de la basura (¡hay que optimizar las salidas!). Mientras intentamos tocar lo menos posible la puerta y los botones del ascensor, las barandillas y el pomo de la puerta de entrada, nos preguntamos por qué se nos ocurre exponernos de esta forma. Y es que el miedo a contagiarse sigue ahí…

Sin embargo, hay personas que salen con mucha más tranquilidad y seguridad (¡y eso que no van con los trajes de astronautas!), en ocasiones incumpliendo las indicaciones dadas por el sector sanitario y las obligaciones impuestas por el confinamiento. He visto humanos sin mascarillas ni guantes, con sus perros sueltos en la calle (supongo que la reducción del tránsito de vehículos se presta a ello), o en grupos con los compis del parque, y también sentados en los bancos de las aceras comiendo pipas…

Según la American Veterinary Medical Association, actualmente no hay evidencia de que los perros y los gatos transmitan el Covid-19 a otros animales (humanos o no) ni que se enfermen, eso creo que ha quedado claro. Muchos profesionales del ámbito veterinario han desmentido los rumores y han explicado los casos puntuales que se han detectado en animales y las investigaciones que se han hecho respecto a esto.

 

Aquí encontrarás el video del Doctor Santiago Vega, Catedrático de Sanidad Animal , de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU

LO QUE SÍ SE PUEDE

  • Utiliza guantes y mascarilla en la calle en todo momento, aunque sólo sean 5 minutos.
  • Tu perro debería llevar collar/arnés, correa e identificación (chip obligatorio, chapa en el collar recomendable)
  • La vía de contagio a través del pelo de los animales, que podría estar contaminado como cualquier otra superficie, es muy improbable y sería una vía secundaria. De cualquier forma, y por precaución, evita el contacto con otros perros, tanto tuyo como de tus animales.
  • Lleva a tu perro atado. Si tu perro se acerca a saludar a una persona que tiene el virus y no lo sabe, o a su perro, puede llegar a contagiarte a ti.
  • Si tu perro quiere olfatear el entorno en esos minutos de paseo, por favor déjalo ser perro. No lo lleves estirando de la correa todo el rato. No se contagiará oliendo los pipis de otros perros, sólo quiere saber quiénes han pasado por allí antes.
  • Si tienes la posibilidad, en cada paseo cambia el recorrido, para favorecer la estimulación que recibirá tu perro del ambiente.
  • Puedes limpiar sus patas al volver a casa con una solución jabonosa.

 

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LO QUE NO SE DEBE

  • Llevar a tu perro suelto por el barrio.
  • Acercar a tu perro a los demás humanos y animales con los que te encuentres.
  • Como hemos reducido los paseos, los perros están alterados y con altos niveles de alerta, sumado a que no podemos soltarlos. Evita el encuentro frontal con otros perros o quedarte conversando con otro humano con perro.
  • Salir con tus colegas del parque a pasear a los perros todos juntos.
  • Si te has contagiado de coronavirus, limita el contacto con tus animales, por la salud de ambas partes. Recuerda que es un virus nuevo y están investigando cómo se desarrolla. Evita besos, abrazos, etc. Si es posible, que otro integrante de la familia se ocupe de sus necesidades básicas. Si estás solo en casa, utiliza guantes y mascarilla, y no olvides lavarte las manos antes y después de tocarlos.
  • No utilices productos con alcohol, lejía o cualquier químico que dañe la piel, para limpiar sus patas.
  • Evita parques y plazas con pipicanes.
  • Y si tu perro no es un vector de contagio, ¡sus cacas tampoco! Por favor, no las dejes en la vía pública.
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Alejandra Gomes d'Amaral

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