La vida con tu compi en tiempos del coronavirus
Esto me hace acordar a los consejos que te dan para mantener una buena salud (beber dos litros de agua, cepillarte los dientes cada vez que comes, hacer estiramientos por la mañana, comer cinco piezas de fruta cada día, y otros mil consejos más…). Si sacas la cuenta de la cantidad de horas que deberías invertir en tu día para hacer todo lo que te aconsejan, te darás cuenta que necesitarás días de 36 horas. Lo mismo ocurre con nuestros compis…
Si te motivas y decides hacer cuánto más mejor para olvidarte de la culpa, cuando acabes con la gymkana de olfato, la coreografía de dog dancing, la práctica de propiocepción, los juegos de inteligencia y activación mental, los ejercicios de obediencia básica, las habilidades caninas, y otras cosillas que hay por allí, tanto tu perro como tú quedaréis agotados y frustrados. Con esto no quiero desmerecer lo que te están proponiendo mis compañeros en las redes, porque todo es maravilloso, necesario y enriquecedor, pero siempre que lo hagamos con sentido común.
En primer lugar, todas las actividades no son aptas para tu compi.

Querría recordarte que tus compis de patas y pelos/plumas están acostumbrados a no hacer nada durante todas las horas en las cuales tú vas a trabajar. Entre horario de oficina o del trabajo que sea, desplazamiento y buscar para aparcar, ¿cuánto tiempo estás fuera de casa? 9-10 horas? ¿Alguna vez has puesto una cámara en casa para ver qué hacen tus compis durante ese tiempo? Si tienes suerte de no tener un peludo motivado por romper todo, seguramente tus compis estén la mayor parte del tiempo durmiendo, esperando a que vuelvas…
El solo hecho de que ahora estés todo el día en casa, para ellos ya es una distracción brutal: te observan comer, te acompañan al baño, duermen cerca de ti, ven la tele (o la soportan) contigo, te roban los calcetines, se meten bajo tu silla, te traen sus juguetes, recogen las migas de tu comida, huelen olores que no suele haber en casa todos los días (velas, comida, elementos de limpieza, tu olor corporal de varios días en pijama… 😉 ). Toda esta actividad las 24 horas del día, a lo que se agregan los tres paseos de 10 minutos permitidos. Ya de por si, estarán mucho más tiempo activos y despiertos que cuando no estás.
Y tú, que te has sentido culpable por haberlos dejado solos tanto tiempo y cada día, para ir a trabajar, quieres recuperar el tiempo perdido y buscas información sobre cosas para hacer con tu perro. Y encuentras un aluvión de actividades, que no te dará la vida para hacerlas…
Esto me hace acordar a los consejos que te dan para mantener una buena salud (beber dos litros de agua, cepillarte los dientes cada vez que comes, hacer estiramientos por la mañana, comer cinco piezas de fruta cada día, y otros mil consejos más…). Si sacas la cuenta de la cantidad de horas que deberías invertir en tu día para hacer todo lo que te aconsejan, te darás cuenta que necesitarás días de 36 horas. Lo mismo ocurre con nuestros compis.
Si te motivas y decides hacer cuánto más mejor para olvidarte de la culpa, cuando acabes con la gymkana de olfato, la coreografía de dog dancing, la práctica de propiocepción, los juegos de inteligencia y activación mental, los ejercicios de obediencia básica, las habilidades caninas, y otras cosillas que hay por allí, tanto tu perro como tú quedaréis agotados y frustrados. Con esto no quiero desmerecer lo que te están proponiendo mis compañeros en las redes, porque todo es maravilloso, necesario y enriquecedor, pero siempre que lo hagamos con sentido común.

No tienes que hacer todas, sino averiguar los beneficios y las limitaciones de cada una de ellas y decidir cuál es la que más beneficios ofrecerá a tu compi. Imagínate que tienes un perrete tipo teckel, de edad avanzada y posiblemente con algunos problemas en huesos y articulaciones; ¿podría hacer actividades de propiocepción, de dog dancing o habilidades como el oso (sentarse sobre los cuartos traseros y levantar las patas delanteras)?. Hay que tener mucho cuidado porque hay actividades que pueden provocar malestar psicológico, daño físico o bloqueo emocional. Pregunta a los profesionales de cada disciplina sobre tu caso antes de lanzarte a la aventura.
Por otro lado, hay animales más activos y nerviosos, con los que quizás no sea para nada conveniente que hagamos mucha actividad, porque en vez de relajarlo, finalmente acabamos acelerándolo más. Y puesto que no podemos salir de casa, toda esa energía acumulada puede derivar en otros problemas de conducta. Para estos casos, por más que te encante montarle un circuito de agility en el pasillo de tu casa y correr con él de una punta a la otra, lo mejor será que elijas actividades relajadas, tranquilas, juegos de olfato, sentarte con él en el suelo a acariciarlo o hacerle masajes, dormir la siesta con él…
Y ahora hablemos de enseñar trucos y ejercicios de obediencia.

Si nunca has entrenado con tu perro, ambos debéis aprender a hacerlo, aprender a entenderos y acoplaros para que las sesiones de trabajo sean agradables y positivas para las dos partes. ¡Y eso lleva un cierto tiempo de aprendizaje para ambos!
Así que no te ofusques si no lográis entenderos al principio. Tu frustración se transmitirá a tu compi, quien percibirá tu mala onda, asociará negativamente esos momentos y eso hará mella en el vínculo que tiene contigo. Se trata de disfrutar con tu compi, no de competir, ni de correr en el tiempo, ni de colgar el video el día que han puesto en el reto de las redes.
Hablemos de aprendizaje…
El aprendizaje de ejercicios nuevos es complejo en varios sentidos, pero vamos a nombrar aquellos más relevantes a tener en cuenta:
- Tiene varias fases, pequeños logros que llevan a un resultado final; hay que ser consciente de ello y hacerlo poco a poco, respetando el ritmo del animal.
- No todos los animales tienen la misma capacidad de aprendizaje o de atención, al igual que nosotros los humanos; debes respetar los tiempos de tu animal, no cansarlo, no exigirle más tiempo de atención del que puede darte.
- La comunicación durante el aprendizaje se construye poco a poco. Si tu compi no logra hacer lo que tú tienes en mente, no es porque no quiera o porque te lo haga adrede; probablemente no te entienda porque tu lenguaje gestual no es el adecuado.
- ¿Alguien te ha dicho cuántas veces al día y durante cuánto tiempo han de ser las sesiones de trabajo para tu compi? Averigua esto antes de ponerte toda la mañana a practicar lo mismo como un poseso. Generalmente, las sesiones son muy cortas en tiempo y una o dos al día, pero pregunta al profesional de la disciplina que estés practicando.
- El aprendizaje deductivo es mucho más fiable, afianza los comportamientos a largo plazo y estimula cognitivamente a tu compi, desarrollando otro tipo de funciones ejecutivas necesarias para su día a día. Con esto quiero decirte que dejes pensar a tu compi durante el entrenamiento, que no todo sea hacer las cosas con una salchicha pegada a la trufa.
El confinamiento pasará y volveremos a dejarlos solos…
Finalmente, me gustaría que también pensaras en qué pasará cuando vuelvas a trabajar y tengas que dejar solos a tus compis otra vez. Si la actividad diaria ha sido frenética mientras estabas en casa, con tu ausencia van a sufrir mucho el cambio y es probable que puedan desarrollar comportamientos de ansiedad por separación, que suelen ser muy difíciles de

Te propongo algunas cosillas que pueden serte útiles:
- Realiza actividades en las que promuevas su autonomía, para que no estén pegados a tus talones todo el día: poner sus camas en otras habitaciones, esconder su ración de comida por diferentes zonas de la casa y dejar que vaya moviéndose por ella a lo largo del día, desplazarte a otra habitación y cerrar la puerta durante un ratillo…
No les hables constantemente. Ellos tienen un lenguaje gestual muy desarrollado y han aprendido a “leerte”: sabrán lo que piensas o lo que vas a hacer sólo con mirarte.
- Saca todos los juguetes que tengan y déjalos todo el día a su alcance. Ya sé que los profesionales del mundo animal te decimos que varíes los juguetes y no se los des todos juntos. Pero alguna que otra vez, permitirles tener todos y elegir cuáles quieren para jugar, promueve su capacidad de tomar decisiones, de aburrirse y cambiar, de elegir, de jugar de diferentes formas, de pensar… Si además tienes más de un compi en casa, siéntate a observar cómo se comunican, cómo se ponen límites entre ellos, qué juguetes prefieren, con cuáles no interactúan, qué tipo de juego entre ellos proponen…
Favorece oportunidades de practicar la masticación, un comportamiento natural de los animales que generan mucha relajación; para ello utiliza huesos de asta de ciervo, snacks naturales secos, huesos de rodilla de vaca grandes, o juguetes que sean para morder
- Si te gusta la meditación o el yoga, déjalos que se tumben cerca de ti mientras practicas. Algunos son tan pegajosos que para las posiciones de yoga tienes que hacer contorsionismos para conseguirlas (como si ya por sí solas no fueran lo suficientemente complicadas!!! 😉 )
Si permites que se suban al sofá, no hay nada que les guste más que tumbarse a descansar a tu lado. Es un momento muy zen, especialmente cuando te vas quedando dormido con ellos…
- Si pones música relajante, con sonidos de la naturaleza, eso será lo más y ambos estaréis en la gloria.
Los aceites esenciales, como el de lavanda, promueven la relajación de forma natural.
- Siéntate en el suelo y observa qué hacen. No los fuerces, espera a tu compi, él te indicará qué quiere que le toques poniéndote el culete o el dorso… Comienza con caricias largas, con presión y a favor del pelo. Si se aleja, no lo llames, espera a que vuelva. Puedes seguir con algún masaje relajante o sólo mantener tu/s mano/s sobre su cuerpo para que ambos podáis relajaros.
Lo más importante que tienes en la vida es tu tiempo y tus afectos. Esta crisis sanitaria nos ha dado el tiempo que no teníamos, aunque nos ha limitado las relaciones afectivas. Aprovecha esta oportunidad para volver a conectar con tu esencia natural, con la vida que te rodea, compartiendo tu tiempo en armonía con tus compis animales.


Alejandra Gomes d'Amaral
“¿Tú qué quieres hacer de tu vida? Yo quiero entender, sentir, cuidar y vivir con los animales.”
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